En enero, la FELCV recibió al menos 3.500 denuncias de violencia en el país, enmarcadas en la Ley 348, o sea, un promedio de 113 por día. La mayoría por violencia intrafamiliar o doméstica.
En esas denuncias en oficinas policiales se contabilizaron las 16 formas de violencia establecidas en la Ley 348 Integral para Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de Violencia, siendo las principales la violencia familiar o doméstica, abuso sexual, violación y violación a niña, niño o adolescente.
Estas cifras muestran una ligera reducción respecto a las reportadas en 2022 (51.911 en total, aproximadamente, 142 casos por día), que demuestran una vez más que las mujeres y los menores siguen siendo los grupos más vulnerables en Bolivia y, lo más alarmante, que sus agresores conviven con ellos o tienen una relación cercana.
FAMILIAR.
Eso no es todo. La Fiscalía Especializada en Delitos Sexuales y en Razón de Género estableció que casi el 80% de las denuncias de las mujeres bolivianas es por violencia familiar o doméstica.
De acuerdo con datos proporcionados por Tania Sánchez, directora de la Coordinadora de la Mujer, la violencia contra las mujeres se ha ido incrementando de forma sostenida en los últimos años. Desde 2015, las denuncias han superado los 30.000 casos por año y, en 2022, superaron los 50.000.
Según una proyección realizada por especialistas con base en las 3.500 denuncias, de persistir este promedio por mes, hasta fin de año se tendría al menos 40.000 casos de violencia intrafamiliar.
A pesar de que estas cifras siguen siendo negativas cada año, el coronel Rubén Lobatón, director nacional de la Fuerza Especial de Lucha Contra la Violencia (FELCV), destacó los avances en el tratamiento de algunos temas como el machismo, aunque admitió que aún falta trabajar en otros como la despatriarcalización.
Asimismo, remarcó la importancia de la denuncia, puesto que, si la Policía conoce de las agresiones, aplicará medidas inmediatas como la protección o el seguimiento a las víctimas, y así se evitará hechos lamentables como los feminicidios. “Trabajamos en la cultura de la denuncia para bajar los índices de la violencia”.
Mientras que Sánchez indicó que “la violencia contra las mujeres es un problema estructural y se sustenta en la dominación. En el caso de los agresores, hay un profundo sentido de propiedad de éstos sobre el cuerpo y la vida misma de sus víctimas. Cuando la mujer desafía esa relación asimétrica, el agresor siente que pierde el control y la violencia se recrudece al punto de llegar a su forma más extrema, el feminicidio”.
Lobatón lamentó que en muchos casos la víctima denuncia, pero luego desiste, e incluso vuelve a entablar una relación con el agresor y este queda sin una sanción.
También puede leer: Las denuncias de violencia suben a 12 contra la guardería Garden House de Santa Cruz
CONFIANZA.
“La víctima debe tener la certeza y confianza de continuar con el proceso hasta llegar al juicio y la sentencia”, dijo.
Estableció varios factores por los que la víctima desiste, siendo el principal la presión familiar.
Otros motivos, explicado por Lobatón, son el temor a represalias, la dependencia económica hacia el agresor y la falta de recursos para hacer frente al proceso judicial. Fuente: La Razón
0 comments:
Publicar un comentario