Bolivia
vive un año electoral y, como es costumbre en estos tiempos, los discursos
políticos se llenan de promesas de transformación. Este viernes, durante un
acto en Santuario de Quillacas, Oruro, el presidente Luis Arce aseguró que en
agosto “cambiaremos a una Asamblea Legislativa Plurinacional que trabaje por su
pueblo y ahí verán cómo se cambia”.
Sin
embargo, la realidad es que, tras más de cuatro años en el poder, esos cambios
nunca llegaron. La Asamblea Legislativa Plurinacional sigue siendo escenario de disputas políticas, bloqueos y
estrategias que poco tienen que ver con las verdaderas necesidades del pueblo.
Ahora, en pleno año electoral, se busca renovar la esperanza con un discurso
que promete lo que no se pudo cumplir.
Es
momento de preguntarnos: ¿cuántas veces hemos escuchado estas mismas palabras?
¿Cuánto más tiempo se puede sostener la política sobre promesas que nunca se
materializan? La transformación no vendrá de quienes han tenido la oportunidad
de hacerlo y no lo hicieron, sino de una ciudadanía que deje de creer en
discursos vacíos y exija hechos concretos.
El pueblo boliviano merece más que promesas recicladas. Merece una política que realmente trabaje por el bienestar de todos, no solo en campaña, sino cada día. //ecs. Encuentro Alternativo

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